FICHA TÉCNICA
Título: El Quijote contado a los niños
Autor: Miguel de Cervantes
Adaptado: Rosa Navarro Durán
Ilustraciones: Francesc Rovira
Editorial: EDEBÉ
Lugar y fecha de edición: Barcelona, 2007
Nº de páginas: 196
Alonso Quijano, hidalgo manchego, a sus cincuenta años de edad y después de leer cientos de novelas de caballerías, decide poner en práctica lo aprendido: salir al mundo como caballero andante para deshacer entuertos y salvar damas en apuros, a lomos de su huesudo caballo Rocinante y cubierto de las armas de sus antepasados. Su búsqueda de aventura y fama se nos cuenta en tres viajes o salidas.
Unido a nuestro héroe, encontramos a su inseparable escudero, Sancho Panza, también a lomos de un noble animal: su pollino; y cargado de unas armas no menos importantes y fiables: unas alforjas llenas de pan y queso como espada y lanza, y su inseparable bota de vino a modo de escudo.
Ambos viven las aventuras más inverosímiles luchando por la justicia; ambos, durante sus andanzas van transformándose, van cambiando un poco su forma de ver las cosas y el mundo que les rodean. Los castillos, los gigantes, los grandes caballeros enemigos, las damas que les enamoran -Dulcinea del Toboso es la gran amada de D. Quijote- tendrán distintas apariencias según los ojos con los que se miren. Los castillos serán posadas; los gigantes molinos; los grandes caballeros enemigos simples comerciantes; Dulcinea sólo Aldonza Lorenzo.
Las aventuras de Don Quijote de la Mancha no necesitan una defensa enconada recomendando su lectura, todos los grandes escritores y pensadores han tomado esa causa, yo sólo pretendo acercar a los chavales su lectura desde muy pequeños, sólo así, de mayores atacarán el libro que adorna todos los hogares españoles. Si conseguimos su lectura de niños, o al menos su acercamiento parcial, de mayores, no necesitaremos arengas para que compren y lean esta obra culmen de la literatura.
Unido a nuestro héroe, encontramos a su inseparable escudero, Sancho Panza, también a lomos de un noble animal: su pollino; y cargado de unas armas no menos importantes y fiables: unas alforjas llenas de pan y queso como espada y lanza, y su inseparable bota de vino a modo de escudo.
Ambos viven las aventuras más inverosímiles luchando por la justicia; ambos, durante sus andanzas van transformándose, van cambiando un poco su forma de ver las cosas y el mundo que les rodean. Los castillos, los gigantes, los grandes caballeros enemigos, las damas que les enamoran -Dulcinea del Toboso es la gran amada de D. Quijote- tendrán distintas apariencias según los ojos con los que se miren. Los castillos serán posadas; los gigantes molinos; los grandes caballeros enemigos simples comerciantes; Dulcinea sólo Aldonza Lorenzo.
Las aventuras de Don Quijote de la Mancha no necesitan una defensa enconada recomendando su lectura, todos los grandes escritores y pensadores han tomado esa causa, yo sólo pretendo acercar a los chavales su lectura desde muy pequeños, sólo así, de mayores atacarán el libro que adorna todos los hogares españoles. Si conseguimos su lectura de niños, o al menos su acercamiento parcial, de mayores, no necesitaremos arengas para que compren y lean esta obra culmen de la literatura.
Una de esos primeros acercamientos, o trampas que tenemos que poner a nuestros hijos y alumnos para atraparles en la cuasa de Don Quijote, es sin duda, este librito: El Quijote contado a los niños.
No soy un defensor de los sucedáneos o de las interpretaciones de los libros originales para adecuar su lectura a distintas edades, pero con algunos hago excepciones, porque es tan importante su acercamiento, su lectura, que cualquier camino, en este caso sí, lleva a Roma. No siempre el fin justifica los medios, más bien casi nunca, pero aquí el sucedáneo, la achicoria es un remedio perfecto para evitar la repulsión futura cuando ingieran el original.
Rosa Navarro Durán hace un gran trabajo, y Francesc Rovira, como siempre, lo culmina -algún día hablaré de estos dos genios: Rosa Navarro y Fransc Rovira-. Ambos, habituales de las adaptaciones escritas y dibujadas, posiblemente, realizan unas de las mejores adaptaciones del clásico. Y sobre todo teniendo en cuenta que el libro está destinado a los niños de en torno nueve años. No es nada fácil adecuar algo tan completo y complejo como Don Quijote a los chavales y los chavales de nuestra época en España. Donde el nivel de exigencia se ha rebajado tanto que a veces, sin serlo, tratamos a los niños como idiotas y no como lo que son: niños.
Hay varias cosas, no obstante, que me horripilan de esta versión: Don Quijote es enjuto de carnes y Rocinante huesudo, mirad la portada del libro, ni lo uno ni lo otro; más bien rechoncho y percherón. La segunda cuestión que produce ardor de estómago: las pastas del libro no son nada adecuadas para niños -ni para adultos- los picos se doblarán y la aglomeración de las distintas capas de papel de despegarán, salvo que lo forréis -algo que a veces puede rallar el delito- y quedará deslucido. Si queremos que estos libros sirvan de carnaza del anzuelo para pescar a los futuros lectores del Quijote, estas primaras adquisiciones tienen que estar destinadas a perdurar y a formar parte de las primeras bibliotecas de nuestros chavales, las editoriales tendrían que cuidar estos detalles. Sancho les diría: Pan para hoy...
No soy un defensor de los sucedáneos o de las interpretaciones de los libros originales para adecuar su lectura a distintas edades, pero con algunos hago excepciones, porque es tan importante su acercamiento, su lectura, que cualquier camino, en este caso sí, lleva a Roma. No siempre el fin justifica los medios, más bien casi nunca, pero aquí el sucedáneo, la achicoria es un remedio perfecto para evitar la repulsión futura cuando ingieran el original.
Rosa Navarro Durán hace un gran trabajo, y Francesc Rovira, como siempre, lo culmina -algún día hablaré de estos dos genios: Rosa Navarro y Fransc Rovira-. Ambos, habituales de las adaptaciones escritas y dibujadas, posiblemente, realizan unas de las mejores adaptaciones del clásico. Y sobre todo teniendo en cuenta que el libro está destinado a los niños de en torno nueve años. No es nada fácil adecuar algo tan completo y complejo como Don Quijote a los chavales y los chavales de nuestra época en España. Donde el nivel de exigencia se ha rebajado tanto que a veces, sin serlo, tratamos a los niños como idiotas y no como lo que son: niños.
Hay varias cosas, no obstante, que me horripilan de esta versión: Don Quijote es enjuto de carnes y Rocinante huesudo, mirad la portada del libro, ni lo uno ni lo otro; más bien rechoncho y percherón. La segunda cuestión que produce ardor de estómago: las pastas del libro no son nada adecuadas para niños -ni para adultos- los picos se doblarán y la aglomeración de las distintas capas de papel de despegarán, salvo que lo forréis -algo que a veces puede rallar el delito- y quedará deslucido. Si queremos que estos libros sirvan de carnaza del anzuelo para pescar a los futuros lectores del Quijote, estas primaras adquisiciones tienen que estar destinadas a perdurar y a formar parte de las primeras bibliotecas de nuestros chavales, las editoriales tendrían que cuidar estos detalles. Sancho les diría: Pan para hoy...
En resumen. Recomendable pero con algún pero.
¡A LEER¡
Escrito por El Bachiller
Valora, por favor, esta entrada, nos ayuda a mejorar. Gracias