Vuelvo a publicar una entrada de hace tiempo, por si aún no habéis comprado los regalos para los chavales (aunque espero que sí)
El jueves 12 de Abril, por la tarde, fui al
cumpleaños de mi sobrina. Cumplía ocho años. No era difícil saber qué regalarle. Un libro.
Las semanas anteriores al cumpleaños seguí unas reglas mínimas para poder
elegir el libro perfecto o al menos el más acertado. Los criterios que sigo
siempre en estos casos, son:
1.
Conocer los gustos literarios de quien va a
recibir el regalo, algo relativamente fácil en el caso de mi sobrina: es omnívora. Conozco sus gustos porque hablo con ella de libros. De los que está
leyendo, de los que le han gustado, de los que le han aburrido. Sí, hablo con ella de libros.
2.
Adecuar la elección a la edad del niño. Mi consejo es que penséis que los niños son
niños no imbéciles. Los padres y el bagaje de lecturas de cada chaval son los que deciden.
3.
Los clásicos nunca fallan. No busco
desesperadamente la ultimísima novedad, no digo con ello que sean nefastas y
que no tengamos que comprar y leer libros escritos recientemente, digo, que los libros de Julio Verne, Salgari,
Mark Twain, etc, siguen publicándose, y en
ediciones muy cuidadas, por cierto.
4.
Añado una pizca de mi gusto; me resulta
inevitable escorarme a lo que yo leí de niño.
5.
Por último, siempre, siempre, busco la
aprobación de los padres.
¿Qué libro elegí? La historia interminable de Michael Ende.
Publicado por primera vez en 1978. Alguno diréis que el punto tres me lo he
saltado a la torera; ni muchos menos, considero a Ende y a su historia sin fin
o interminable como un clásico.
La historia transcurre, en gran medida, en el reino de
Fantasía. ¿Y qué es leer sino fantasía? Gracias a la lectura he viajado a
Fantasía, he dado la vuelta al mundo, he navegado los mares del sur, he viajado
a la luna, he conocido a Alejandro y a César. Ningún millonario extravagante
actual podrá vivir las aventuras de la imaginación de un ávido lector; ninguno.
Lucha contra la Nada. No prives a tus hijos, hermanos,
primos y demás que te rodean, de ese arsenal contra la ignorancia y la esclavitud intelectual como son los libros y por ende la lectura. En
cada uno de nosotros, de ellos, hay un Bastián dispuesto a entrar en combate contra la Nada, con la munición de imaginación que
emana de la lectura, si les dejamos.
Valóranos, nos hace mejorar.
El Bachiller
@soyelbachiler
¡Hola!
ResponderEliminarTengo unas ganas gigantescas de leer este libro, estoy segurísima de que me encantará. Buenos los consejos que das para regalar un libro.
Saludos.
Te gustará muchísimo¡ Es de los que rasca en el alma
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