
Y
es que fue el mismísimo Zeus, el más poderoso de los dioses, quien
quiso tener un hijo que fuera el más grande de los reyes sobre la
tierra. La madre de Hércules fue la reina de Tebas, Alcmena, de la
estirpe de Perseo, que ansiaba el regreso de su marido Anfitrión,
que había marchado a la guerra.
Para engañar a Alcmena, el taimado Zeus adoptó la figura de su esposo, y entró en el palacio transformado, con el mismo aspecto, la misma voz y los mismos gestos del rey ausente. Alcmena, pensando que su amado Anfitrión por fin había regresado victorioso del campo de batalla, se arrojo en brazos de quién pensó que era su marido.
El cielo estrellado de Tebas cobijó aquel engaño y nueve meses después Zeus, satisfecho por haber llevado a cabo su voluntad, se puso a presumir ante su esposa Hera de que en breve iba a nacer el que iba a ser el más grande de los héroes. La reina de los dioses enfureció, despreciando a aquel hijo incluso antes de que naciera. Para tratar de aplacar su ira, Zeus le prometió que el niño iba a llamarse Herácles, que significaba Gloria de Hera, en su honor.
Pero
el ingenio de Hera consiguió burlar los designios de Zeus. Le hizo
prometer que nombraría rey supremo de los hombres al primer hijo de
la casa de Perseo que naciera antes del anochecer. Zeus, confiado por
el inminente nacimiento del hijo que albergaba Alcmena, accedió a
ello.
Conocedora
de que Zeus no podría romper su propio juramento, Hera se dirigió
rauda a Micenas, provocando que la esposa del rey Esténelo, que
pertenecía también a la casa de Perseo diera a luz antes de tiempo,
tras siete meses de embarazo. Así fue como nació, poco antes de
Hércules, el rey que iba a someterle a sus caprichos: Euristeo.
Zeus
enfureció al conocer el engaño al que le había sometido Hera, pero
hizo prometer a ésta que si Hércules lograba llevar a cabo en un
futuro los doce trabajos que le encomendara Euristeo, acabaría
convirtiéndose en uno más de los dioses que habitaban el monte
Olimpo. Ella accedió, prometiéndose a si misma que aquellas doce
tareas serían tan dificultosas que el recién nacido semidiós
desearía haber sido el más humilde de los mortales.


Por mi amigo "Aún sin apodo"
me ha venido geniaaaaaaaaaaaaaaaaal
ResponderEliminarsiiiiiiiiii
Eliminarsolo sabes hacer mierda que no nos va a servir
ResponderEliminarhakea la nasa pelotudo
EliminarSi pudieras decirme el año y la epoca en que nacio o vivio me ayudarian mucho
ResponderEliminarNo critiques a quien aporta
ResponderEliminarEs muy bueno amig@
ResponderEliminarMe a servido mucho muy interesante sacaré un10en mi exposición
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