lunes, 7 de enero de 2013

EN LLAMAS


La bayas obran el milagro; Katniss y Petta son proclamados ganadores de los Juegos del Hambre. El acto de rebeldía contra el Capitolio, contra el presidente Snow, les salva a la vez que les condena. Les salva de cargar con la muerte del otro durante el resto de su vida. Les condena a la ira asesina de su doble oponente; el pérfido Snow, el esclavista Capitolio, centro neurálgico de Panem, rodeado, como un señor feudal, de doce distritos que le aprovisionan de todas las materias primas, incluidos hombres y mujeres, necesarias para la vida de lujo y distracción de sus afortunados y estrafalarios ciudadanos. 
"En Llamas" no es sólo la continuación cronológica de "Los Juegos del Hambre" de Suzanne Collins, es sobre todo el avivamiento del ascua de rebeldía encendida en este. Un fuelle post-apocalíptico aviva las llamas contra la tiranía del Capitolio. Lo vemos durante el viaje de la victoria que realizan nuestros protagonistas. Lo vemos en la reacción vengativa de Snow al anunciar el vasallaje de los veinticinco. Y lo vemos en cada página a medida que vamos avanzando en la lectura de esta trepidante  aventura. 


Leí "En Llamas" la primera vez en agosto de este mismo año. Perdón, devoré "En Llamas" la primera vez durante mis vacaciones en agosto de este mismo año. En la playa. Sin el agobio del tener que ir al día siguiente al trabajo. Saboreando cada página. Deseando avanzar para descubrir qué me deparaba cada paso de Katniss. Odiándome por ir tan rápido hacia el fin. Secándome rápido después de cada chapuzón en el mar o en la piscina para continuar con la aventura. Lo disfruté como hacía tiempo que no disfrutaba de un libro. 

La segunda vez que he lo he reído fue hace escasos unos días. Antes de iniciar la Navidad. Tardé bastante más que la primera vez, pero no por falta de interés o novedad. Por falta de tiempo. Conseguí sacar unas horas en el metro y algunos minutos por la noche antes de acostarme. A pesar de estar en tensión por la rutina del trabajo o cansado, no dejé de acercarme a este librito cada momento que tenía libre. Y creedme, son pocos. De ahí que esta segunda lectura, aún sin la pasión desaforada del primer encuentro, le de más valor a la novela. Ni el cansancio ni la presión del día a día evitaron que la abordara, la terminara y me entretuviera. 
Vuestros hijos y alumnos la abordarán, la terminarán y se entretendrán sobremanera.   ¿Qué más podéis pedir a un libro para los jóvenes? Quizá una cosa más, que no sea un desastre literario. Pues no lo es. Quizá le falte algo de riqueza de vocabulario, o alguna construcción más compleja; puede ser, pero insisto en lo que vengo diciendo en el último año: tenemos que buscar libros que "enganchen" a la lectura a los más jóvenes. Si conseguimos crear el hábito, los libros con más enjundia ya se abrirán paso solos.       

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Edad recomendada para leer En Llamas: Depende de la agilidad y comprensión lectora de los chavales. Padres y profes, un niño de unos doce años con un buen bagaje de lecturas lo devorará. Formalmente se recomienda la lectura a partir de los dieciséis años, pero como siempre, vosotros, padres, decidís. Leedlo antes y decidís si es recomendable para vuestros retoños. 


El Bachiller

¡¡¡A leer¡¡¡                          
                                                                       


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