martes, 4 de junio de 2013

HÉRCULES Y EL JABALÍ DE ERIMANTO

El cuarto trabajo que Euristeo encomendó a Hércules fue dar caza con vida al jabalí de Erimanto, nombre del monte por cuyas laderas sembraba esta bestia el terror y la destrucción

El legendario héroe se enfrentaba una vez más a la difícil tarea de dar caza a una criatura única en su especie. Si bien la cierva de Cerinia había destacado por su frágil belleza y extraordinaria rapidez, el jabalí con el que iba a enfrentarse era una criatura de una fuerza y brutalidad inusitadas. Se alimentaba de seres humanos y sus patas hollaban la tierra con tal potencia que la hacían temblar como si se tratara de un terremoto. Era capaz de arrancar del suelo con sus cuernos de media luna las raíces de los árboles y con una sed insaciable de destrucción recorría campos y sembrados, arrasando todo lo que se cruzaba a su paso.


Camino a la Élide, donde vivía el monstruoso jabalí, Hércules acabó con la vida de Sauro, un bandido cruel famoso por no tener piedad con sus víctimas y que encontró el fin de sus fechorías entre los fuertes brazos del hijo de Zeus. En agradecimiento por haber acabado con el ladrón, Hércules fue agasajado por Folo, un centauro que residía por aquellas tierras.


Folo, como Quirón, era un centauro sabio y amable y no compartía el carácter fiero y adusto de los de su raza. Feliz por la desaparición del malvado Sauro, acogió en la cueva que le servía de morada al héroe y le ofreció carne asada y vino de unas cráteras antiquísimas que atesoraba en lo más recóndito de la gruta y que había preparado el mismo Dioniso muchas generaciones antes, previendo que el centauro recibiría en un futuro la visita del más grande de los hombres.


Pero no todos los centauros eran tan hospitalarios como Folo. Casi todos ellos se habíandejado arrastrar por su parte menos humana y comían carne cruda, enfurecidos por el declive de su estirpe, olvidada por los dioses del Olimpo. Al oler el fuerte aroma del vino sagrado, que pensaban reservado para ellos, enloquecieron. No podían consentir que las cráteras de Folo
fueran dispuestas para un humano y atacaron la cueva. Hércules se vio rodeado por aquellos seres tan poderosos y extraordinarios, y tuvo que defenderse lanzándoles las flechas que había emponzoñado con la sangre de la hidra de Lerna. Huyeron los centauros al ver que varios de sus compañeros caían derrotados y el mismo Folo, sorprendido por el hecho de que una sola flecha pudiera abatir con facilidad a uno de los suyos, quiso examinar las saetas con sus propias manos, con tan mala suerte que le cayó una de estas en el talón, haciéndole un leve rasguño que le provocó una muerte instantánea.

Entristecido y tras enterrar al noble Folo con grandes honores, Hércules retomó el auténtico objetivo de su viaje y partió en pos del jabalí. Cuando llegó al fin a las inmediaciones del monte Erimanto, encontró por doquier señales de su presencia: árboles arrancados y grandes extensiones de tierra removida, poblaciones enteras abandonadas y parajes desolados en los que las alimañas campaban a sus anchas. . No le costó seguir aquel rastro de destrucción, hasta encontrar al jabalí que, consciente de que no se enfrentaba a un humano cualquiera, huyó con presteza de su cazador. Hércules persiguió al animal lanzando fuertes gritos, hasta acorralarlo en un ventisquero, donde sus fuertes patas se entorpecieron con la nieve, facilitando que el héroe se arrojara sobre sus lomos, para así atarlo con fuertes cadenas y sostenerlo sobre sus incansables hombros. Completado al fin el cuarto de los trabajos, regresó a Micenas cargando con su presa.
Escrito por mi amigo "Aún sin apodo"

3 comentarios:

  1. ¿Que sucedió con Euristeo?Digo...¿Cual fue su reacción?
    por cierto me ayudo mucho con la tarea de literatura jeje Gracias!

    ResponderEliminar