domingo, 13 de octubre de 2013

OCTAVO TRABAJO DE HÉRCULES – LAS YEGUAS DE DIOMEDES

Ya eran muchas las bestias y criaturas extraordinarias que habían sucumbido a la fuerza del poderoso Hércules, pero vastas eran las tierras y los reinos colindantes y numerosos los peligros a los que el caprichoso Euristeo pudiera enfrentar a nuestro héroe. Conocía el cruel monarca la existencia de cuatro enormes yeguas salvajes, que retenía en sus establos Diomedes, que gobernaba al pueblo de los bistones en Tracia.

No había existido sobre la faz de la tierra caballo tan fiero e indomable como estas bestias. Amarradas con gruesas cadenas de hierro a unos pesebres forjados en bronce, causaban el terror entre aquellos que osaban acercarse a los establos de Diomedes.


No sólo destacaban por su tamaño y bravura, que había hecho del todo imposible su doma, sino por ser unos animales de una voracidad extrema, que el mismo rey acrecentaba haciéndoles pasar largos periodos de hambre. No eran ya amigas de briznas y pastos, sino que se deleitaban desgarrando la carne con unas fauces que en verdad eran impropias de su naturaleza equina.

Alimentaba el cruel rey a las yeguas con cualquier desdichado viajero que cometiera la imprudencia de aceptar su hospitalidad y con cualquiera que osara enfrentarse a él y a su irrebatible voluntad. Hércules, sabedor que no sólo tendría que enfrentarse a tan extraordinarios animales, sino a los súbditos del rey, partió para Tracia con la ayuda de algunos voluntarios. Atacaron por sorpresa los establos, derrotando con facilidad a los mozos que trabajaban en ellos y huyeron prestos hacia el mar, con las yeguas en poder del héroe, que tensaba con fuerza las cadenas para domeñarlas.

Pero el enemigo estaba demasiado cerca y no había tiempo para apretar las barcazas para llegar a la nave y las yeguas se resistían a entrar en las jaulas que habían dispuesto para transportarlas, así que Hércules decidió dejarlas al cuidado de Abdero, uno de sus acompañantes. El esforzado hijo de Júpiter divisó desde lo alto de una loma a sus perseguidores que, aunque aún lejanos, suponían un peligro inminente. Los bistones eran buenos jinetes y superaban en mucho a la expedición de Hércules, así que éste tuvo que tramar una estratagema para detener su acometida. Abrió con la fuerza de sus brazos un canal que hizo que el mar inundara la llanura que los separaba de sus enemigos, adentrándose como una lengua burlona en las tierras de Diomedes.

Rió Hércules al comprobar cómo las huestes frenaban su marcha, extrañadas ante aquel inesperado cenagal cuyo origen desconocían. Temerosos por la posible intervención de los dioses, muchos de ellos retrocedieron despavoridos, entre ellos el propio rey Diomedes, al que el propio Hércules persiguió, abatiéndolo con un golpe de su clava.

Al regresar a la orilla del mar, con tan regio prisionero, descubrió horrorizado que las yeguas salvajes habían logrado desprenderse de sus cadenas y habían abatido al pobre Abdero, cuyo cuerpo era ahora mero alimento de aquellas bestias despiadadas. Enfurecido por aquella muerte tan cruenta, Hércules arrojó al rey a las que habían sido fiel instrumento de muerte y terror.

- Conoce por fin el verdadero alcance del dolor, rey ingrato. Tú que profanaste los sagrados deberes de la hospitalidad, cae ahora a los pies de los monstruos que tu odio ha creado, pide asilo en el Hades.
Las yeguas, aún hambrientas, se abalanzaron sobre su hasta entonces dueño y señor, dando buena cuenta de él y haciendo caso omiso a sus gritos encolerizados. Ya saciadas y libres del tirano, se adormecieron y pudieron ser enjauladas sin apenas dificultad.


Rumbo a Micenas, inmerso en sus pensamientos, Hércules no podía dejar de fantasear con que algún día podría hacer con Euristeo lo mismo que con Diomedes. Harto de la maldad y corrupción de los hombres, cansado de tanta mezquindad, no le quedaba sino la determinación de llevar a cabo su destino y encontrar al fin la libertad bajo el auspicio de los dioses. 

Escrito por Roberodoro
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11 comentarios:

  1. Sе tarda bastante en encontrar articulos coherentemente expreѕadoѕ, asi que
    me alegro de reconocertelo.Sigue as� ;)

    Mаas info еn - Pepa

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    1. esta bueno pero falta un poco perovien haci que te caliico con un regular te felicito espero que mejores muy vien explicado igual como ya dije falta Roberodoro gracias igual y lo que voy a hacer es recitarlo en el colegio muy bueno

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    2. esta bueno pero falta un poco perovien haci que te caliico con un regular te felicito espero que mejores muy vien explicado igual como ya dije falta Roberodoro gracias igual y lo que voy a hacer es recitarlo en el colegio muy bueno

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  2. es una sarna este blog no tiene dibujos referentes al tema

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  3. ¡Gracias! Tenía que hacer un trabajo y me has ayudado muchísimo a documentarme. No he encontrado una historia más completa de este octavo trabajo de Hércules.

    Sigue así, es un gusto leerte.

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    1. Elena, eres muy amable. Si quieres leer sobre algún otro tema, dímelo y lo hacemos. gracias

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  4. Héctor Álvarez28 de mayo de 2015, 0:43

    Excelente. Bachiller: que nombre tan extraordinario. Todos aparentemente somos bachilleres, pero no nos consideramos bachiller, porque eso significa mucho. Te acuerdas del Bachiller Alvaro Galvez y Fuentes.
    Slds.

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    1. Gracias Hértor. Sí, creo que era un gran periodista mejicano. un fuerte abrazo

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